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Sal de Añana

Fundación valle salado de Añana

En el año 1960 había funcionando en el valle salado 5.648 eras de hacer sal, en 1984 su número se había reducido a 2.338 y en el año 2000 apenas quedaban en explotación 42. Este vertiginoso ritmo de degradación, en el que prácticamente desaparecieron el 93,3 % de las plataformas en apenas 40 años, llevó a la Diputación Foral de Álava a impulsar la recuperación del conjunto. Para ello, se puso en marcha un Plan Director cuyo principal objetivo era diagnosticar los problemas que ocasionaban la ruina del valle e indicar la forma y el modo más adecuados para rescatarlas del olvido al que había sido sometida durante los últimos cuarenta años, preservarlas, mantenerlas, cuidarlas, usarlas, enseñarlas y, a través de su uso, garantizar su pervivencia para las generaciones futuras.

La frase que mejor refleja la filosofía del los trabajos efectuados para el Plan Director creemos que es: “Conocer para restaurar, restaurar para pervivir”. Hay que tener en cuenta que la imagen que ofrece el Valle Salado en la actualidad es el resultado de un complejo proceso evolutivo, tanto desde el punto de vista político y económico como social, que se inicio cuando el primer hombre aprovechó en la Prehistoria la salmuera de sus manantiales para hacer sal y finalizó cuando dejó de producirse y las salinas se abandonaron. Para poder recuperar Añana es necesario comprender este proceso, ya que de este modo recuperaremos del olvido el saber empírico desarrollado durante milenios por los salineros y evitaremos cometer sus equivocaciones durante los trabajos futuros. En consecuencia, el procedimiento metodológico del Plan Director se ha fundamentado en tres pilares básicos interrelacionados entre sí. El primero es “documentar”, el segundo “analizar” y el tercero “proponer”.

Sal de Añana

Fundación valle salado de Añana

En el año 1960 había funcionando en el valle salado 5.648 eras de hacer sal, en 1984 su número se había reducido a 2.338 y en el año 2000 apenas quedaban en explotación 42. Este vertiginoso ritmo de degradación, en el que prácticamente desaparecieron el 93,3 % de las plataformas en apenas 40 años, llevó a la Diputación Foral de Álava a impulsar la recuperación del conjunto. Para ello, se puso en marcha un Plan Director cuyo principal objetivo era diagnosticar los problemas que ocasionaban la ruina del valle e indicar la forma y el modo más adecuados para rescatarlas del olvido al que había sido sometida durante los últimos cuarenta años, preservarlas, mantenerlas, cuidarlas, usarlas, enseñarlas y, a través de su uso, garantizar su pervivencia para las generaciones futuras.

La frase que mejor refleja la filosofía del los trabajos efectuados para el Plan Director creemos que es: “Conocer para restaurar, restaurar para pervivir”. Hay que tener en cuenta que la imagen que ofrece el Valle Salado en la actualidad es el resultado de un complejo proceso evolutivo, tanto desde el punto de vista político y económico como social, que se inicio cuando el primer hombre aprovechó en la Prehistoria la salmuera de sus manantiales para hacer sal y finalizó cuando dejó de producirse y las salinas se abandonaron. Para poder recuperar Añana es necesario comprender este proceso, ya que de este modo recuperaremos del olvido el saber empírico desarrollado durante milenios por los salineros y evitaremos cometer sus equivocaciones durante los trabajos futuros. En consecuencia, el procedimiento metodológico del Plan Director se ha fundamentado en tres pilares básicos interrelacionados entre sí. El primero es “documentar”, el segundo “analizar” y el tercero “proponer”.